martes, 3 de enero de 2017

NIMES, CIUDAD PATRIMONIO ¡YA!




La imagen de Nîmes
No soy partidario de hacer entradas de viajes particulares, sin embargo esta vez lo voy a hacer.
Estaba deseando tener una excusa para viajar a Nimes, y ésta vino porque mi hijo es Erasmus en la capital del departamento de Gard. Recuerdo que hace más de veinte años tuve la posibilidad de ver desde el autobús que nos llevaba de viaje de estudios a Italia  la Maisón Carrée. Ya me quedé impresionado en aquel tiempo, y más cuando descubrí que nuestro templo romano de Córdoba, casi coetáneo al nimeño, tenía el mismo modelo que aquél. La excusa de la visita se cumplió, y he podido satisfacer mi deseo, en este caso doble, pues a la visita se unía el poder compartir con mi familia el fin de año.
En esta entrada mezclaré reflexiones personales con cuestiones geográficas y patrimoniales... y, como no, también de realidad política/sociológica.
Vista de la ciudad desde la Tour Magne.

Comienzo por lo geográfico, pero de Geografía Humana. La Geografía de la Percepción es muy peculiar al hacer referencia al análisis de los espacios; en este caso de una realidad urbana.
Yo le comento a mi alumnado cómo un mismo lugar puede ser visto de manera positiva o de manera negativa, la topofilia o la topofobia. No sé por qué  siempre me voy a nuestro Puente Romano como ejemplo: si alguien se enamora en el Puente Romano, ese lugar siempre será muy bien recordado, pero si a otra persona la atracan allí, no lo será. Topofilia y topofobia.
Nimes tiene una Universidad joven, y desgraciadamente a los Erasmus no los tratan bien. Vamos que no los tienen en cuenta. Creo que es así porque es joven, y no por la percepción negativa que algunos franceses tienen de los españoles. Ya lo comentaré más adelante. Pero volviendo a la topofobia, Carlos, mi hijo, está muy incómodo en esta ciudad. En las provisionales le dieron Montpellier y en las definitivas, Nimes. Montpellier, universidad con mucha tradición y con un gran número de Erasmus... una ciudad con mucho ambiente en las calles, con vida, frente a una Nimes, donde, y lo hemos comprobado en estos días, apenas se vive en la calle. Por supuesto que no me refiero a las dos ferias, la de mayo y la de septiembre. Lo digo en el día a día, donde parece que apenas hay población. Topofilia, Montpellier; topofobia, Nimes.
Yo pensaba ir, a partir de mis informaciones previas, a una ciudad decrépita, degradada, donde lo romano más que ser un motivo patrimonial, era el lugar donde se reflejaba su anquilosamiento. La topofobia.
Sin embargo, desde que nos bajamos del tren, opinión compartida, vimos una ciudad viva, cuidada, que se remodela, fantástica. La ciudad del agua, porque lo romano y el agua marcan la ciudad. 







Limpia, histórica, preocupada por su pasado y esperando que éste le reserve un lugar en el futuro siendo ciudad Patrimonio de la Humanidad. Topofilia. Preciosa, la ciudad es preciosa.
Nueva disgresión: el tren. Alucinante. Lo comento porque me parece vergonzoso. Debido a esos malnacidos del Daesh, los controles  en las líneas de AVE españolas son exhaustivas, incluyendo cacheo. Sin embargo es sorprendente. Cuando ese mismo tren -pues hicimos el viaje en tren AVE, unas nueve horas- sale de las estaciones francesas, no hay ni cacheos, ni escáner, ni nada... Incomprensible. Al tren se puede subir cualquier cosa, desde un alijo de coca a un ak47. Y eso es muy, pero que muy peligroso.
Vuelvo al argumento principal, preciosa. La ciudad de Nimes es una maravilla como espacio patrimonial. Que sí, sin esa sangre que riega las arterias de un cuerpo urbano como son son las personas, pero una preciosidad.
Pues sí, íbamos a pasar el fin de año, y podría recrearme en esos dos espacios referentes; el anfiteatro y el templo. Aunque hay más.
Siguiente disgresión: tontos, rematadamente tontos, los de aquí. Como los culturetas de pro, los amigos de los animales irracionales en grado sumo y los que se suman a los anteriores para no perder su escaño o similar sigan apretando con el tema de las corridas de toros, Nimes no solo se convertirá en uno de los referentes del arte romano, sino también en el de la cultura taurina. Mientras que los tontos de abajo cierran puertas a una actividad patrimonial y turística que deja un montón de dinero directo o indirecto, los listos de Nimes ensalzan la tauromaquia. Ya lo comentaré más adelante, pero he aprendido más del culto al toro en cinco días allí que en muchos años aquí.
CIUDAD PATRIMONIO: NIMES TIENE TODO LO QUE SE DEBE TENER PARA CONVERTIRSE EN UNA CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. Claro, eso sí, si el informe no lo tiene que hacer la presidenta de ICOMOS España, pues me temo que no va a compartir la escultura de Nimeño con el anfiteatro, o saldría "por peteneras". Bueno como estamos a principios de año, no voy a zurrar más la badana.
Sí, Ciudad Patrimonio, se lo merece.




Comenzaré a hablar del agua:
Otra similitud, en este caso, con mi querida ciudad de Cabra. El parque más importante de la ciudad es le Jardin de la Fontaine, más que una fuente es una surgencia kárstica, al igual que sucede en mi ciudad de nacimiento con el río Cabra, entre otros manantiales. Nimes es una ciudad de agua y por todos los lugares hay canales o fuentes. También eso genera problemas cuando hay mucha lluvia, como sucedió con las inundaciones al final del pasado siglo -1988-. La surgencia de los Jardines de la Fontaine riega la ciudad. El lugar impresiona con el sonido del agua. Además en un entorno de jardín inglés con construcciones -estanques y otros- de los siglos XVIII y XIX. Allí, además hay dos elementos patrimoniales. Uno, en todo lo alto, la Tour Magne, y otro en pleno jardín, el templo de Diana, de los que hablaré más adelante.
Ahora, los elementos patrimoniales, y solo voy a nombrar lo romano, aunque, repito, el centro de la ciudad es patrimonio en sí. Por cierto, sorprendente la cantidad de obras que se están realizando en calles, parques, para mejorar lo casi inmejorable.





 LAS PUERTAS.
Todavía se conservan dos puertas de entrada a la ciudad:
- La Porte de France. Conserva el arco con sus dovelas. No era una de las principales de la muralla romana nimeña, con una extensión de 7 kilómetros. 





- La Porte d'Auguste. Era una de las principales de la ciudad y era la entrada de la vía Domiciana, que a su vez enlazaba con la Augusta desde Hispania; es decir desde Corduba se llegaba directamente a Nemausus, la Nimes romana. Conserva no solo la arcada, las principales para vehículos y las laterales para peatones, sino que también está el interior, con una plaza que también recuerda, en parte lo encontrado en el entorno de la Puerta del Puente de Córdoba. Es una maravilla.







Nada más que estos dos espacios, las puertas conservadas, merecerían convertir a Nimes en una ciudad patrimonio. Eso sí, una recomendación: la Puerta de Augusto no cuenta con ningún tipo de información. Queda allí, en su lugar, pero la gente que pasa no la tiene en cuenta, muy probablemente eclipsada por la gran iglesia neogótica que tiene enfrente.

LA MURALLA: LA TOUR MAGNE.
La Tour Magne es una construcción prerromana transformada en época augústea, siendo una de las múltiples torres que encerraban la Nimes romana. Tenía más de 36 metros, aunque ahora tiene unos 32. Desde arriba hay unas excelentes vistas sobre la ciudad y entorno. Cuando las murallas perdieron su función, las murallas, como en la mayor parte de los lugares, se derribaron. Sin embargo esta torre se salvó debido a una profecía de Nostradamus, donde se indicaba que allí había un tesoro. Se pidió permiso al rey para buscarlo... Y, por supuesto, no se encontró, aunque estuvo a punto de venirse abajo por tantas excavaciones.






LOS EDIFICIOS PÚBLICOS.
- El anfiteatro -Les Arênes-: El mejor anfiteatro conservado; eso sí, probablemente no conozcan el porqué de su conservación, pues ha sido desde castillo hasta barrio. Sin embargo desde la Edad Moderna se decidió conservar el edificio. Eso no era normal en la época.











 Todos los demás, y ahí está el caso del cordobés, se desmantelaron piedra a piedra, bien para ser elementos constructivos de nuevas edificaciones o, simplemente, cal, como sucedió también en Córdoba. Y, lo mejor su nuevo uso, ahora es el anfiteatro del toreo. Reitero, he aprendido más sobre el mundo del toro en un día allí que en parte de mi vida. Si es sorprendente cómo tratan su uso ab initio, en el mundo romano, más lo es lo que hacen ahora.





 El coso taurino de las Arenas es el referente de la tauromaquia en Francia. Y, además, la ciudad en parte vive para esa actividad. Restaurantes, bares, galerías de arte, tiendas de ropa tienen al toro como referente. Incluso hay dos toros como esculturas que aparecen en la fábrica romana. Se necesitan casi tres horas en realizar el recorrido completo, gracias a las amplísimas explicaciones de la audioguía. Desde el inicio de la ciudad al anfiteatro; desde el fin del uso como tal hasta la conversión en coso taurino, pasando por su uso como castillo o barrio.



" Desde los tiempos más remotos de la Prehistoria el toro ha sido objeto de diversos cultos, desde el uro primitivo hasta el toro de Egipto, este animal salvaje ha sido siempre reflejo de la fuerza y de la virilidad masculina. Medirse con el toro, animal dios, animal rey, símbolo de poder y de fertilidad y de abundancia, fue siempre una tentación para el hombre..."Así comienza una de las entradas que muy probablemente son la mejor defensa para mantener esa cultura. Y dicho desde Francia, donde se puede despojar de ese concepto "nacional católico" que muchos le quieren adjudicar, y al que muchos se acogen. Para mí es el principio, esa lucha planteada en la audición que se puede escuchar en las Arenas. Bravo, de verdad, por los franceses. Han vuelto a demostrar cómo pueden hacerse con una idea desarrollada en España, menospreciada y ninguneada en algunos lugares -como en la región española que está junto a Francia y que compartieron una cultura común, el occitano-. Pues nada, a nosotros nos ha tocado lo negativo, la corrupción, el folclore de emigrantes en ocasiones de segunda generación, más catalanizados que Wifredo el Velloso, y una caterva de pijoproletarios que viven en parte de un turismo que se quieren cargar. Tontos redomados, eso es lo que somos.







- El templo de Diana. Yo pensaba en el referente de la Maison Carrèe y me he quedado enamorado del templo de Diana, emplazado en pleno Jardin de la Fontaine. Impresionante. El templo está bien conservado. Bueno, mejor dicho, sobrevive  bien, porque está a merced de botellones, colgados y gente de mal vivir, como dirían en tiempo de Cervantes. Una pena. Es habitual lugar de botellón y fumadero. Eso sí, como edificio patrimonial, magnífico. Las imágenes que vendrán a continuación valen más que mil palabras.












- El templo dedicado al culto imperial, la Maison Carrèe. Sin palabras, majestuoso, impresionante. A lo mejor demasiado restaurado. Nada, una maravilla, un ejemplo. Me ha dejado sencillamente, sin palabras, podría estar días y días observándolo. 












Y más cuando pienso que el de allí y el de aquí son, casi, gemelos. Una pena. Una pena porque aquí no se conservara y lo único que nos quede es ese pastiche, lo siento pero pienso así, realizado por excelentes arqueólogos, pero para mí un pastiche infumable. Ojalá intervinieran en él de manera positiva. Yo, que fui uno de los enemigos acérrimos de la reivención de los mausoleos, ahora compartiría incluso que se rehiciera algo mejor. Bueno, al menos, y no es poco, contamos con la recreación de realidad virtual de virtimeplace, lo que ya es algo.
http://www.virtimeplace.com/es/content/virtimeplace







 Bueno, es mucho. Para los cordobeses que no puedan acudir a nuestra Nimes, la Nîmes francesa, incluiré todas las imágenes que existen allí. Bueno, tampoco comparto mucho la película, de la que César u Octavio, o nuestro Adriano, también reconocido allí, estarían encantados. El concepto de "romanización" es apoyado a pies juntillas. A extremos, creo, excesivos. Espero que con el macromuseo del mundo romano que están haciendo al lado se compense y se cambie el formato y deje de ser un aula de proyección para explicar la función de los templos en aquella época.

Bueno, ya creo que es hora de dejar de hablar de esa ciudad que me ha llamado la atención y que debe ser PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, pues tiene más motivos que otras que sí han sido reconocidas como tal. Solo hablar de la amabilidad de algunos restaurantes. Voy a hablar de uno en especial, le restaurant Saint Antoine, emplazado en la calle de ese nombre, junto a la Place du Marché. Los propietarios, él, francés, de quien desconozco el nombre, y su esposa, Natalia, nacida en Guadalajara, actuaron de auténticos mecenas con nosotros. La cena de fin de año que nos ofrecieron, bueno, que ofrecieron a la treintena de asistentes, fue pantagruélica. Pero su trato fue algo más que unos simples propietarios. Se convirtieron en algo más, incluso ofreciéndose para atender al erasmus que queda allí solo. Si alguna vez vais a Nîmes no dejéis de visitar ese pequeñito bistrot. Por cierto, el menú de la noche de San Silvestre, imponente, mezclando delicias francesas, como las ostras o el paté, junto a delicias españolas, como la morcilla o el chorizo. Fantástico.





Y como de bien nacidos es ser agradecido, incluyo su dirección: 2 rue Saint Antoine. 30000 Nîmes. Teléfono 0466361140. Y si no lo queréis hacer directamente, utilizad las páginas de "El tenedor" o "la fourchette" francesa, que es lo mismo.

Cinco días magníficos en Nîmes, y nos quedan cosas por observar. Entre ellas yo, quiero presenciar una corrida de toros en cualquiera de sus dos ferias.

CONCLUYENDO: NÎMES, CIUDAD PATRIMONIO ¡YA!
http://www.jesoutiensnimes.fr/fr/

PS: Bueno, pido que nos quieran algo más algunos franceses, pues parece que no hay buena sintonía. Del mismo modo, el mercado potencial de lengua española es muy alta y podían colocar -aparte de "toros", "corrida"...- las explicaciones en castellano.









No hay comentarios:

Publicar un comentario