domingo, 2 de octubre de 2016

Entre la visita a Mérida y la respuesta de ICOMOS.






Este fin de semana hemos estado con unos amigos en Mérida, capital de la Hispania romana. Allí coincidí con mi querido amigo Juan, técnico del Ayuntamiento, probablemente una de las personas que más trabaja por la defensa y difusión del patrimonio emeritense. En su departamento trabajan dos, o como mucho tres, y hacen la misma función que un par de docenas en otros lugares. O más. Allí no hay tanto director general... 
Pues sí, Mérida, Augusta Emérita, está de dulce. A lo mejor se quejan ellos... Si lo hacen, no tienen razón. 
La ciudad está tomada, hay gente por doquier. Pasamos el arco de Trajano y en la plaza del Parador pudimos sentarnos para hablar de lo divino y lo humano, nunca mejor dicho. 
De lo humano: 
¡Qué cantidad de proyectos comparte el ayuntamiento con los estudiantes emeritenses! Entre otros el programa "Adopta un monumento", y han conseguido mejorar determinados espacios monumentales algo abandonados. La concienciación patrimonial está siendo increíble.
También se potencia el Camino Mozárabe a Santiago. Espero que nuestro alumnado lo pueda ver.
¡Cómo está el templo de Diana! Magnífico. Incluso con esas escaleras hidráulicas que solo se ha utilizado un día. Inauguradas con cierta premura. Supongo que debido a la cuestión electoral.
Lo humano indecente: 
Compramos ocho abonos para visitar los museos controlados por su Consorcio de Turismo. 15€ por cabeza. Dos de los participantes perdieron la entrada. Da igual, intentamos demostrar a la "cancerbera", que hacía guardia en la Alcazaba hoy domingo por la mañana, que las entradas las habíamos comprado conjuntamente... pero nada. Mantuvo la portería a cero; bueno obtuvo doce euros extra. A esa "mala follá" se une una cierta actitud similar de otros emeritenses dedicados a los servicios. No, no es el camarero de Maruja Limón, ése doble de Fele Martínez se portó genial. No es generalizar, pero mis compañeros dedujeron que, al tener el negocio seguro, pues nada... así se actúa. Me recordó Italia. A lo mejor han heredado esa actitud de la capital del antiguo Imperio Romano, y lo llevan en los genes.

De lo divino:
Juan, defensor a ultranza de su patrimonio, se quejaba amargamente pues la Semana Santa colapsa su barrio. Eso se debió al comentario que hice sobre la decisión de ICOMOS -pasando por encima de la presidenta española, ya comentada en este blog-, pues desde Charenton le Pont ha decidido dar el visto bueno a la segunda puerta para llevar allí el recorrido. 


Es difícil fusionar intereses de la ciudadanía y desarrollo de actividades como la Semana Santa. Juan contó algunos ejemplos, pues además de la toma del centro histórico, se quejaba de cómo los hosteleros duplicaban el precio de sus productos. Para nativos y visitantes. Juan, defensor de la vida en centros históricos, se quejaba de su posible abandono. Así nadie quiere vivir en el casco histórico.
Pues sí, ahora ya no hay excusa para organizar bien esa Semana Santa en un espacio próximo a su referente, el Conjunto Monumental Mezquita Catedral de Córdoba. No, no se hace daño. Daño hacen otras cuestiones, como la sede vacante del poder político estatal casi un año; la "perdida" de dinero público y aparecido en bolsillos privados; la multiplicación de funcionarios, asesores o similar, para ejercer funciones desconocidas incluso para ellos mismos.  Todo pagado con dinero público.
Creo que el asunto "segunda puerta" no ha acabado, pues por ahí hay herederos intentando recibir contrapartidas algo forzadas...


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