domingo, 21 de febrero de 2016

EL BALLET NACIONAL DE ESPAÑA EN CÓRDOBA




Por poco más del precio de un cine se pudo asistir ayer, día 20 de febrero, a la excepcional actuación del Ballet Nacional de España en el Gran Teatro de Córdoba.
Creo no recordar una actuación con más minutos de aplauso. Más de veinte personas en el cuerpo de baile, junto a cantaores, guitarristas y percusionistas, deleitaron a un auditorio lleno y entregado. procedente, en parte, de la Escuela de Danza Luis del Río, ahora de celebración. ¡Cuánta buena gente sale de ese mágico palacio compartido por la Escuela de Danza y la de Arte Dramático! Sería bueno el solicitar algún día una Escuela Superior. Esas denominadas "enseñanzas especiales" son muy desconocidas -como sucede también con música-; y es una pena que mucho alumnado se quede fuera del aprendizaje superior de esa carrera puesto que solo existen dos conservatorios superiores en España.
Eso será otra entrada futura, pero me he adentrado algo en ese mundo pues nunca he tenido a tres alumnas en solo dos años; dos de danza española -Estrella y Sandra- y una de flamenco -Silvia-. De hecho Estrella ya está estudiando en Madrid.
Sandra

Silvia

Lo de ayer: fantástico. No tiene otro calificativo que no sea admirable, excelente, soberbio, increíble...



Más de uno era la primera vez que veía una actuación similar... Mágica... Una primera parte más "clásica" dentro de lo "tradicional", el flamenco, ZAGUÁN, con uno de los cuadros con la coreografía de la cordobesa Blanca del Rey -no desmereció la actuación de Esther Jurado en "la soleá del mantón"-, con seis cuadros flamencos y con la música  a la misma altura de los bailarines.

La segunda parte idea y coreografía del joven -poco más de cuarenta años y director es joven- Antonio Najarro. La puesta en escena, la interpretación, el colorido, son mágicos, reitero el término, pues cautivaron a los asistentes. Una pena que solo durara un día, especialmente cuando tienen varios espectáculos montados -como el de Sorolla-. La semana que viene estarán en Sevilla con uno distinto a Zaguán y Alento.

Y, además, el cuadro de baile rabiosamente joven, preparado y guapísimo -ellos y ellas-. Y más que guapos, sencillos. Tuvimos la suerte de coincidir con ellos a la salida del espectáculo en un bar de tapas cercano al Gran Teatro... agradables, próximos, sencillos, amables... Encantados se hicieron una foto con el autor del blog... y nos contaron su vida, lo duro de la entrada en el Ballet... incluso el murciano que comenzó a estudiar Historia y ahora lo intenta, a duras penas, desde la UNED.

Sí, el Ballet Nacional de España, con redundancia. 
Por poco más de la entrada de un cine se puede disfrutar de un espectáculo sublime, donde se observa lo que nos une en esta piel de toro llamada España. Tan cuestionada y tan maravillosa, que aporta este patrimonio inmaterial alejado de todo espectáculo rancio y ñoño.
Esta es una de las cosas que nos hace sentir orgullosos de ser español, tan lejos de otras que nos avergüenzan como la corrupción generalizada -y donde los políticos son los grandes responsables- o el paro.
Ojalá instituciones como ésta se mantengan por muchos años. Y que Estrella, Sandra y Silvia puedan estar ahí un día.
Homenaje a todos los paricipantes

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