martes, 30 de septiembre de 2014

PÉREZ REVERTE CONTINÚA: SOBRE IDIOTAS, VELOS E IMANES.

Ya publiqué hace unas semanas un artículo anterior, excelente sobre la intolerancia, el fanatismo de algunas ideologías -en este caso la ortodoxia extrema de algunos musulmanes-.
Vuelve con el tema.
Los que luchamos por la tolerancia, por la convivencia de culturas, no podemos nada más que aplaudir su artículo. Vuelve a la carga, porque, como  él dice, hay bastantes idiotas...
Lo mejor es que lo lean directamente en su página, por lo que incluyo el enlace. Pero si no lo hacen, aquí lo tienen.

http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/942/sobre-idiotas-velos-e-imanes/



Sobre idiotas, velos e imanes
XLSemanal - 29/9/2014

Vaya por Dios. Compruebo que hay algunos idiotas -a ellos iba dedicado aquel artículo- a los que no gustó que dijera, hace cuatro semanas, que lo del Islam radical es la tercera guerra mundial: una guerra que a los europeos no nos resulta ajena, aunque parezca que pilla lejos, y que estamos perdiendo precisamente por idiotas; por los complejos que impiden considerar el problema y oponerle cuanto legítima y democráticamente sirve para oponerse en esta clase de cosas.

La principal idiotez es creer que hablaba de una guerra de cristianos contra musulmanes. Porque se trata también de proteger al Islam normal, moderado, pacífico. De ayudar a quienes están lejos del fanatismo sincero de un yihadista majara o del fanatismo fingido de un oportunista. Porque, como todas las religiones extremas trajinadas por curas, sacerdotes, hechiceros, imanes o lo que se tercie, el Islam se nutre del chantaje social. De un complicado sistema de vigilancia, miedo, delaciones y acoso a cuantos se aparten de la ortodoxia. En ese sentido, no hay diferencia entre el obispo español que hace setenta años proponía meter en la cárcel a las mujeres y hombres que bailasen agarrados, y el imán radical que, desde su mezquita, exige las penas sociales o físicas correspondientes para quien transgreda la ley musulmana. Para quien no viva como un creyente.

Por eso es importante no transigir en ciertos detalles, que tienen apariencia banal pero que son importantes. La forma en que el Islam radical impone su ley es la coacción: qué dirán de uno en la calle, el barrio, la mezquita donde el cura señala y ordena mano dura para la mujer, recato en las hijas, desprecio hacia el homosexual, etcétera. Detalles menores unos, más graves otros, que constituyen el conjunto de comportamientos por los que un ciudadano será aprobado por la comunidad que ese cura controla. En busca de beneplácito social, la mayor parte de los ciudadanos transigen, se pliegan, aceptan someterse a actitudes y ritos en los que no creen, pero que permiten sobrevivir en un entorno que de otro modo sería hostil. Y así, en torno a las mezquitas proliferan las barbas, los velos, las hipócritas pasas -ese morado en la frente, de golpear fuerte el suelo al rezar-, como en la España de la Inquisición proliferaban las costumbres pías, el rezo del rosario en público, la delación del hereje y las comuniones semanales o diarias.

El más siniestro símbolo de ese Islam opresor es el velo de la mujer, el hiyab, por no hablar ya del niqab que cubre el rostro, o el burka que cubre el cuerpo. Por lo que significa de desprecio y coacción social: si una mujer no acepta los códigos, ella y toda su familia quedan marcados por el oprobio. No son buenos musulmanes. Y ese contagio perverso y oportunista -fanatismos sinceros aparte, que siempre los hay- extiende como una mancha de aceite el uso del velo y de lo que haga falta, con el resultado de que, en Europa, barrios enteros de población musulmana donde eran normales la cara maquillada y los vaqueros se ven ahora llenos de hiyabs, niqabs y hasta burkas; mientras el Estado, en vez de arbitrar medidas inteligentes para proteger a esa población musulmana del fanatismo y la coacción, lo que hace es ser cómplice, condenándola a la sumisión sin alternativa. Tolerando usos que denigran la condición femenina y ofenden la razón, como el disparate de que una mujer pueda entrar con el rostro oculto en hospitales, escuelas y edificios oficiales -en Francia, Holanda e Italia ya está prohibido-, que un hospital acceda a que sea una mujer doctor y no un hombre quien atienda a una musulmana, o que un imán radical aconseje maltratos a las mujeres o predique la yihad sin que en el acto sea puesto en un avión y devuelto a su país de origen. Por lo menos.

Y así van las cosas. Demasiada transigencia social, demasiados paños calientes, demasiados complejos, demasiado miedo a que te llamen xenófobo. Con lo fácil que sería decir desde el principio: sea bien venido porque lo necesitamos a usted y a su familia, con su trabajo y su fuerza demográfica. Todos somos futuro juntos. Pero escuche: aquí pasamos siglos luchando por la dignidad del ser humano, pagándolo muy caro. Y eso significa que usted juega según nuestras reglas, vive de modo compatible con nuestros usos, o se atiene a las consecuencias. Y las consecuencias son la ley en todo su rigor o la sala de embarque del aeropuerto. En ese sentido, no estaría de más recordar lo que aquel gobernador británico en la India dijo a quienes querían seguir quemando viudas en la pira del marido difunto: «Háganlo, puesto que son sus costumbres. Yo levantaré un patíbulo junto a cada pira, y en él ahorcaré a quienes quemen a esas mujeres. Así ustedes conservarán sus costumbres y nosotros las nuestras».



... Y, como se dice habitualmente: para muestra un botón.
Pero, ¿Hasta dónde hemos llegado?. El vídeo que incluyo en el enlace está en francés, subtitulado en inglés... Y esto no es la "Historia Universal de la Infamia". Es real como la vida misma. ¡UBINAM GENTIUM SUMUS!
http://www.huffingtonpost.es/2014/09/27/mujer-estado-islamico_n_5892810.html?utm_hp_ref=estado-islamico

jueves, 25 de septiembre de 2014

LOS VECINOS DEL ENTORNO DE SAN AGUSTÍN SIGUEN CON LA PROPUESTA/PROTESTA PARA CREAR UNA ZONA SOCIOCULTURAL

Aquí no cabe lo de "palabras necias, oídos sordos". Un Ayuntamiento tiene la obligación de atender a su ciudadanía en las mismas condiciones, viva donde viva. Si se pagan los impuestos, los servicios han de ser similares.
La asociación de vecinos "Galea Vetus" sigue luchando porque se consigan espacios para uso vecinal -sociocultural- y aparcamientos en el entorno del barrio de San Agustín y Santa Marina.
En otra entrada anterior hacíamos referencia al problema:
http://jovenesembajadoresporelpatrimonio.blogspot.com.es/2014/03/por-fin-ha-estallado-la-indignacion-en.html
... Y, a día de hoy, los vecinos, y yo entre otros, seguimos en la misma situación.
Aquí no hay instalaciones socioculturales, es casi imposible encontrar un aparcamiento de pago; por supuesto es imposible encontrar uno gratis. Si se sigue así, se conseguirá convertir esta zona en un desierto demográfico, o crearemos un nuevo espacio marginal.
La gente para vivir necesita una serie de objetos que se han convertido en la prolongación de la persona: el móvil o el coche, por ejemplo. Si no damos servicios a la población, los jóvenes en un futuro -cuando salgamos de esta maldita crisis que la pagamos la que no la hemos provocado, mientras que no afecta a los que sí la han creado (políticos, banqueros...)- abandonarán este barrio que se convertirá en marginal. Y, probablemente, ya no quedarán fondos de la U E para revitalizarlo una vez que se hunda.
A eso podemos unir las nuevas ordenanzas de higiene urbana, que también he tratado en una entrada anterior:
http://jovenesembajadoresporelpatrimonio.blogspot.com.es/2014/09/el-esperpento-de-las-nuevas-ordenanzas.html
El vecindario debe ser extremadamente limpio -o similar- según el modelo teórico de las normas. Eso sí, el Ayuntamiento tiene patente de corso para crear muladares -o para permitirlos- siempre que estén cercados, siguiendo el dicho "ojos que no ven, corazón que no siente".
En ese espacio baldío -aunque se supone que tiene dueño- convertido en muladar -vean la fotografía adjunta- los vecinos quieren el revolucionario proyecto de  poseer un espacio donde convivir. Probablemente la convivencia también sea ahora revolucionaria. Además probablemente los poderes públicos nos están haciendo un favor; ni convivir -¿para qué se quiere un centro vecinal, una plaza donde hablar...?-, ni vivir -si no tienes sitio para guardar tu coche, véndelo, así sacas un dinerillo y además ni contaminas y haces ejercicio, aunque tu trabajo esté a varios kilómetros-. Debemos felicitar a nuestros regidores porque cuidan nuestra salud.




sábado, 20 de septiembre de 2014

EL RESTAURANTE LOS MARQUESES, EL HOTEL LAS CASAS DE LA JUDERÍA - LA CASA DE LAS PAVAS- Y LOS CUPONES DESCUENTO.

Hace unos días escuché una crítica a los cupones-descuento, algo que se ha hecho muy habitual bienes o servicios. Lo  de adquirir bienes lo hago habitualmente, pero lo de los servicios lo tenía un poco olvidado. Sin embargo una oferta lanzada por la empresa Groupalia me animó, nos animó, a reservar el cupón correspondiente para cenar en el Restaurante Los Marqueses de la Judería.


Me atraía especialmente el lugar, "La casa de las pavas" siempre había estado allí, y yo la llevo viendo, cerrada, desde que estudiaba; pues estudié en la Facultad de Filosofía y Letras -en el antiguo Hospital fundado por el Cardenal Salazar-. Probablemente a priori me atrajo más el espacio que la comida.




Bueno, pues tras desembolsar 26 €, y coincidiendo con el cuarto aniversario de mi nueva y feliz vinculación, el 18 de septiembre, nos dispusimos a celebrarlo en el restaurante existente en la Casa de las Pavas, es decir en el Hotel Las Casas de la Judería.


La primera impresión: genial. El otro día escuché que los hoteles de Córdoba están en un nivel de precios superior a la media española. Es lógico. Se han abierto una serie de hoteles con encanto, palacios... donde sus estrellas reflejan realmente lo que son. Cuando vas por ahí hay cuatro estrellas que no llegan a la altura de albergues juveniles -y ojo que nuestro albergue juvenil es excepcional-. Una auténtica maravilla. ¡Qué patios! ¡Cómo se ha respetado la casa-palacio! Desde luego, Don Luis de Góngora y Argote, amigo del buen vivir y nacido en esa mansión, estaría encantado del lugar.



Bueno, nosotros -gracias, Esperanza- fuimos a cenar para  celebrar el cuarto aniversario. Con una agradable música ambiental de jazz, María, la camarera, y su compañero, nos recibieron en el salón de comidas -no es un comedor, tiene la categoría de salón de comidas-.


En la actualidad este espacio es el salón comedor

Con una amabilidad tan exquisita como alguno de los platos, pudimos probar una ensalada de queso de cabra con vinagreta de frutos rojos; a continuación un arroz cremoso -risotto-  de chipirones, espárragos verdes y boletus; un excelente mogote ibérico con pastel de patata, finalizando con una sopa de yogur con frutos rojos. Todo ello acompañado de una copa de vino por comensal y agua.






Es sorprendente cómo se  cena por un precio que supera en muy poco lo que puede suponer un tapeo. Y con una atención sobresaliente; María y su compañero nos hicieron más agradable aún la estancia con sus comentarios sobre la comida, sobre el lugar... un espacio para disfrutar en un lugar Patrimonio de la Humanidad al que se le debería obtener más partido. La judería de día hervidero de turistas; por la noche es un lugar solitario.
PS: merece la pena pagar la cena nada más que para realizar una visita al lugar; quedamos pendientes, como nos recomendó María, a esa cena en uno de los patios... pero debemos esperar al próximo verano.


PÁGINA DEL HOTEL

domingo, 14 de septiembre de 2014

EL ESPERPENTO DE LAS NUEVAS ORDENANZAS DE HIGIENE URBANA EN CÓRDOBA




El Ayuntamiento de Córdoba -bueno, más bien sus representantes- ha aprobado las nuevas ordenanzas de higiene urbana. Como no estuve allí, mi conocimiento se debe a la prensa, como lo recoge el Diario Córdoba -pulsen en el enlace que incluyo a continuación-
http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/multas-900-euros-tirar-colillas-pipas-papeles-rebuscar-basura_906589.html
Un esperpento es un "hecho grotesco o desatinado" según la definición del diccionario de la Real Academia, y término que debemos al genial Don Ramón María del Valle Inclán.
Las nuevas ordenanzas son un esperpento, un hecho grotesco y desatinado.
Una pregunta a quien corresponda: si un niño va comiendo pipas por la calle y tira los desechos a la calzada, el funcionario punidor, ¿notificará al infante la sanción cometida o la comunicará a sus padres o tutores legales? ¿Se le hará descuento si la paga "ipso facto"?¿Se imaginan que por quitar un plato de ducha y dejar un saco de escombros junto a la basura debas pagar una pena que puede llegar al precio del piso? O, mejor aún, ¿por qué no ponen cámaras en algunas calles como en la Torre de San Andrés, o en mi propio balcón, pues son lugares habituales de micción másculina? Realmente es más barato tomarte un refresco y entrar al retrete del bar correspondiente porque hacerlo en la vía pública te puede costar 900 €. Yo creo que saldría más barato entrar en el Celler de Can Roca, pedirte una comida de degustación con buen vino, y utilizar sus servicios...
Un esperpento, máxime cuando no hace falta endurecer o inventarse sanciones, sino mantener las que hay y supervisar/educar a la ciudadanía para que no las cometan.
Por suerte he podido visitar la mayor parte de ciudades Patrimonio de la Humanidad española y, para nuestra desgracia, vencemos en una cuestión: la suciedad. Y no por el denodado esfuerzo de responsables y trabajadores de SADECO, sino por nuestro incivismo. A los pocos minutos de su limpieza, una perra con su dueño, es decir  el hijo de la perra, deja su firma con una tinta algo especial en una de las páginas de ese libro llamado ciudad. Porque una ciudad es un libro que se lee con los pies. Hace tiempo escribí que los cordobeses no miran las excelentes cornisas que tenemos en nuestra ciudad como las de la calle Claudio Marcelo, pues ya tienen bastante con mirar al suelo para evitar esos pequeños mojones tan desagradables, que no dan suerte como dice la tradición popular -prometo lo sé por experiencia-.
Hay ciudades extraordinariamente limpias por el civismo de sus habitantes.
Aquí solo ponen multas por coches mal aparcados -que se lo pregunten a los vecinos de nuestro barrio -San Agustín y Santa Marina-, pues no tenemos aparcamientos pero como se te ocurra aparcar un par de minutos, el coche de la DGT con el par de policías municipales dentro te clava los doscientos euros. También tengo experiencia en el tema, aunque en este caso como consorte -tengo auténtica fobia a la conducción. Eso sí, pagamos impuestos y no recibimos las contraprestaciones correspondientes.
¿Y se sancionará también al Ayuntamiento, mejor a la Corporación correspondiente, o a los políticos encargados?
Voy a poner un par de ejemplos:
- En la calle Costanillas hay un enorme solar -en una de las entradas anteriores aparece recogido-, donde los vecinos quieren, queremos, que se haga un aparcamiento -no hace falta que sea muy "molón", basta con que se haga de manera similar a los de Carlos III. Pues no, es un auténtico nido de mierda. Puede sonar a escatológico, pero es textual. Eso sí, como tiene una valla que tapa la suciedad, la vemos los que vivimos en las alturas.
- Esta misma tarde, frente a la Piedra Escrita, y cuando varios policías municipales desviaban allí mismo el tráfico por una procesión, los contenedores de basura estaban llenos y vecinos depositaban junto a los mismos lo que no cabía: incluyendo una silla y una maleta... además de decenas de bolsas de basura. El problema era el tráfíco, obvio.
¿Tiene que ser así? ¿Se pagan impuestos para que la basura esté recogida; para que los solares estén adecentados; para que se solucionen las justas quejas de los vecinos?
Sin sorna: reivindico la figura, no digo del sereno, sino del guarda. Yo recuerdo que en mi pueblo, como en el de toda España, aquellos mutilados de la abominable Guerra Civil o de la "División Azul", se convirtieron en "guardas": de las calles, de los parques... Y estaban limpios.
Con los millones de españoles que hay en paro, y para preservar "esa intimidad" que yo no comparto defendida por mis colegas "progresistas" -evitando la extensión de las cámaras de seguridad en las calles- PIDO QUE SE VUELVA A FUNDAR LA FIGURA DEL GUARDA. Por ejemplo, así nuestro Alcalde podría presentarse a las elecciones haciendo disminuir el paro a niveles inferiores a cuando él salió elegido. Además, puedo asegurar que los puestos se autofinanciarían: en la manzana donde vivo -por ejemplo a la altura del Muro de la Misericordia- no hay menos de diez o quince excrementos diarios: a 900 euritos -bueno con 100 se podrían conformar-, no solo se cubre sino que se hace caja.
Por cierto, tendré cuidado porque yo a veces me excedo del horario para tirar la basura... y bastante tenemos con llegar a fin de mes para que claven una multa.
... Bueno y ya no hablamos de palomas, caballos... que también dejan nuestro patrimonio urbano hecho unos zorros, expresión coloquial admitida por la RAE pero real como la vida misma.
VAMOS, UN ESPERPENTO.

PS: Y no he comentado lo de multar con 900 € por hurgar en la basura. Quien hurga en la basura si tuviera 900  euros probablemente no lo haría -salvo casos excepcionales como síndromes o algún que otro individuo a los que no nombro para evitar que me acusen de racista-. Hay que comenzar por el principio: erradicar la pobreza. Aquí no se hace caso ni a la Convención de Derechos Humanos del 48 ni a nuestra Constitución del 78. Ese es un problema fundamental: acabar con la pobreza. Es indignante ver hurgar cada día más a gente de todas las edades buscando lo que está en la basura. A lo mejor se llega un momento en el que se sustituye lo creado por Valle Inclán, el esperpento,  y se busca otro momento literario: la catársis griega.

jueves, 11 de septiembre de 2014

CELEBRACIÓN DEL XX ANIVERSARIO DE CÓRDOBA COMO CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD





La presentación, según fotografía que aparece en la noticia del "Diario Córdoba!. 12/09/2014


En diciembre de 2014 se celebra el XX aniversario de Córdoba como ciudad Patrimonio de la Humanidad. Eso sucedía en 1994 cuando el entorno de la Mezquita se convirtió en un nuevo espacio protegido por la UNESCO. La Mezquita, diez años antes, había sido también reconocida por el organismo dependiente de la ONU.
Los actos organizados por el Ayuntamiento de Córdoba acaban de ser publicados, y los incluyo en este blog porque el alumnado de nuestro centro, el IES Blas Infante, especialmente los de Proyecto Integrado de Patrimonio en el aula (2º de Bachillerato) tendrán una importante participación junto a alumnado universitario -entre otros-.
Más adelante daré más información puesto que estamos en la preparación del proyecto, coordinados por Piedad Aroca, donde participa la Universidad -a través del grupo "Arqueología somos todos" y de la Escuela de Arte Dramático-, así como Carmen representante de "La casa de Tomasa".
Ahora, solo el avance del programa general.


Ahí, ahi en "Vivir el Patrimonio, la mirada de los más jóvenes" se integra nuestro trabajo.

LA NOTICIA EN DIARIO CÓRDOBA
LA NOTICIA EN "EL DÍA DE CÓRDOBA"

miércoles, 10 de septiembre de 2014

"CINEMA PARADISO" Y MIS RECUERDOS DE CABRA (CÓRDOBA)

He escuchado en la radio que, al cumplirse el vigesimoquinto aniversario de su realización, cien salas de cine españolas reponen, digitalizada, la película “Cinema Paradiso”. Y, entre ellas, en Córdoba, multicines Guadalquivir.



Para aquellas personas que no han tenido la oportunidad de verla y aman el cine con mayúsculas, si además sobrepasan ya la cuarentena -o la cincuentena como yo- y vivían en localidades donde hubo cines, o cines de verano, es imprescindible su visión.
La habré visto más de media docena de veces y en todas ellas mis recuerdos se funden con la película y acabo con lágrimas en los ojos.


Ese Totó, que iba a ver a Alfredo, el encargado de proyectar, me retrotrae al tiempo en el que los cines de verano funcionaban. Allí, en Cabra, mi pueblo, cayeron el Julio Romero y el Principal -los magníficos cines de invierno, especialmente el último-, y también, incluso antes el Cine España, después el Jardín Cinema y el primero que yo conocí, el cine Santa Ana. 

El Jardín Cinema antes de convertirse en "el Mercadona" y edificio de viviendas

El cine Julio Romero. Todas las imágenes de "Cabra en el recuerdo".



Me referiré especialmente a este último. Allí, Urbano -su apellido, como a mi padre lo llamaban Cuevas- , compañero de mi padre en el trabajo matutino de la Hermandad de Labradores y Ganaderos -todavía no era la Cámara Agraria-, es decir el sindicato vertical del franquismo, se dedicaba por la noche a su función de taquillero. El cine estaría de mi casa a unos quinientos metros; y yo, cuando no tenía más de cuatro o cinco años, decía a mis padres: “que me voy al cine”, y efectivamente, cuando las calles todavía eran nuestras, porque los niños de mi edad nos criamos en ellas, sin problemas de violencia, secuestros...(y no quiero que se piense que añoro épocas pasadas que nunca debieron llegar -no hay movimientos políticos más ominosos que los totalitarismos-), yo me situaba justo debajo de la taquilla, un pequeño ventanuco, y, tras la llamada a Urbano, rara vez lo llamé Rafael, él me respondía: “Paacum”; yo levantaba los brazos y en un periquete estaba dentro del recinto. Allí era la persona más feliz de la tierra viendo películas de amor, de espadachines -todavía recuerdo “El Tulipán Negro”-. Eso sí, nunca podía acudir a películas de mayores -en aquel tiempo las de Manolo Escobar en la tele tenían dos rombos y, según la clasificación moral de espectaculos eran para mayores con reparos, es decir 3-R, o incluso 4 -desaconsejables-. Moral pacata aquella, que no permitía ver un pecho pero que permitía la violencia.
El final de Cinema Paradiso, el visionado que hace Salvatore de los fotogramas censurados por el cura -por cierto, mi padre, que nos abandonó hace diez años y al que todavía recuerdo, me contaba que, como exseminarista y miembro de Acción Católica, participaba en la clasificación moral de las películas-, con la extraordinaria banda sonora de Ennio Morricone hacen que me emocione y recuerde tiempos pasados... Al bicicleto, a Muñiz, a Maruja la taquillera. Que son solo eso, tiempos vividos. Tiempos vividos y que son comunes a otras localidades -como Bujalance, pues lo mismo le sucedía a Esperanza con su tía Carmen-.
El "TEATRO ESPAÑOL" de Bujalance (Córdoba)



Porque el cine, y especialmente el buen cine, también es Patrimonio.

lunes, 1 de septiembre de 2014

ARTURO PÉREZ REVERTE Y SU "PATENTE DE CORSO": ES LA GUERRA SANTA, IDIOTAS.

Soy un lector del brillante periodista, reportero de guerra, escritor y "tocapelotas" (para mí, más bien un Pepito Grillo -en lo positivo- quemado porque "historia, testis temporum magistra vitae..." sirve solo para iniciar artículos y no para cumplirlos).
Sesudos historiadores, más la enorme caterva de periodistas que comen de lo público o de lo privado y que no dicen más que las imbecilidades que le pide su amo, sea el gobierno de un Estado o el dueño de un medio, no han podido hacer un análisis más preciso.

Pidiendo permiso a quien corresponda, y si no me lo da, lo siento, incluyo el último artículo de Arturo Pérez Reverte y su "Patente de Corso", del 31 de agosto/ 1 de septiembre de 2014. Probablemente mi única pega es no llevar al Tribunal Penal Internacional a quienes aplaudieron todo este movimiento; porque no se inicia ahora, sino cuando el escritor/periodista transmitía para la televisión pública. "De aquellos polvos, estos lodos", mi admirado escritor: Afganistán en tiempos de la URSS; Sadam Husein utilizando armamento químico contra los kurdos, con el aplauso de occidente -que le suministraba los químicos- porque luchaba contra Jomeini; aplausos a Jomeini porque acababa con el dictador persa... La primavera árabe para acabar con dictadores para crear nuevos... era la "crónica de un futuro anunciado".  Tenemos lo que nos merecemos... Y la cosa tiene un perfil negro, negro... -sin segundas-
Ah! Se me olvidaba: el gobierno de Estados Unidos no reconoce al Tribunal Penal Internacional, con lo que podrá seguir usando al Husein de turno, al Laden de turno... en función de sus pecuniarios intereses -repito, pecuniarios, porque "la pela es la pela" y "ande yo caliente y ríase la gente"-... y no se podrá culpar de criminales de una guerra creada también por ellos -o, al menos, alentada-. Y hay muchos: en la foto de las Azores (con el portugués, máximo mandatario de la UE,; el Presidente de Gobierno de España, Aznar; y el Presidente del país adalid de la democracia pero que no reconoce las organizaciones internacionales que le impedirían ser "el dueño del mundo"; reforzado luego por el "iluminado" ZP que nos sacó de una para meternos en otra, de Irak a Afganistán)... De los demás no hablo. "MALDITAS SEAN LAS GUERRAS Y LOS CANALLAS QUE LAS HACEN" dijo Julio Anguita cuando mataron a su hijo...
 Ahí va:

"Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo. «No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta». Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada. «Es una guerra -insiste metiendo el bigote en la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo».
Mientras escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres, métodos, manera de ejercer la violencia. Todo me es familiar. Todo se repite, como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas. Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás. Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».
Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe quien haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam, de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan «Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos móviles. Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta». Lo sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».
A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen puta. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso. En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy puestos en su sitio. Dar mala imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su guerra. Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socioteológicas. Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros".